¿Alguna vez os habéis parado a pensar en las habilidades o competencias digitales que damos por sentado pero que, en realidad, mucha gente aún no domina? Hoy quiero compartir con vosotros algunas reflexiones sobre las carencias digitales más comunes que he observado en mis años como docente y consultora.
Dentro de las principales competencias digitales destaca por su mala praxis la gestión de contraseñas. ¿Cuántas veces habéis visto a personas usando «123456» como contraseña o la misma clave para todo? O mucho peor, no utilizar ningún tipo de contraseña, y eso es algo que veo con muchísima frecuencia en los dispositivos móviles y en el acceso a ordenadores personales. La seguridad online es crucial, pero por desgracia muchas personas todavía no son conscientes de los riesgos o no saben cómo crear y gestionar contraseñas seguras.
Otro punto débil es la verificación de fuentes, como compruebo a diario en mi trabajo en la UOC. En esta era de fake news y desinformación, es vital saber distinguir entre información fiable y contenido engañoso. Sin embargo, muchos usuarios aún comparten noticias sin comprobar su veracidad o fuente o que se limitan a tomar lo que pone en la Wikipedia sin saber que ese contenido depende de «cualquier persona».
La privacidad en redes sociales es otro tema que puede dar para hablar durante horas. ¿Cuántas de las personas que tenéis alrededor tienen perfiles totalmente públicos sin darse cuenta? Entender y gestionar la configuración de privacidad es esencial, pero a menudo se pasa por alto.
Lamentablemente, también he notado que mucha gente lucha con las herramientas de productividad básicas. Algunas competencias digitales básicas, como usar eficientemente el correo electrónico, crear documentos colaborativos o hacer una simple hoja de cálculo puede ser un desafío para algunos.
En particular, dentro de esas competencias digitales, hay una que suele ser el campo de batalla para muchas personas: los archivos comprimidos. Con muchísima frecuencia me encuentro a gente que no sabe cómo extraer su contenido a una carpeta de trabajo. Es cierto que aplicaciones como Excel permiten trabajar directamente con un libro que forme parte de un zip pero eso es imposible para otras herramientas.
Tampoco podemos dejar atrás el pensamiento computacional. La capacidad de desglosar problemas complejos en pasos más pequeños y lógicos es una habilidad valiosa, pero no siempre se enseña o se practica lo suficiente. Cuando doy clases de Excel y explico la función lógica SI hay personas que se echan las manos a la cabeza cuando empiezo a hacer diagramas de flujo, pero otras, generalmente las que no tienen ningún conocimiento, al final valoran su utilidad para entender problemas complejos.
Por último, la falta de conocimientos sobre ciberseguridad básica es preocupante. Muchas personas no saben identificar un intento de phishing o no entienden la importancia de mantener los dispositivos, páginas web y aplicaciones actualizados.
¿Te suena alguna de estas carencias? Como profesionales de competencias digitales, tenemos la oportunidad de marcar la diferencia. Podemos ayudar a nuestros estudiantes y/o clientes y, por qué no, a amigos y familiares (yo lo hago) a desarrollar estas habilidades esenciales para el mundo en el que vivimos.
¿Qué otros problemas habéis notado en vuestro entorno? ¿Cómo los abordáis? Me encantaría leer vuestras experiencias y consejos en los comentarios.
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