Hoy en día se demanda a los profesionales que gestionen y promuevan su marca personal. Ahora bien, cada vez tenemos presencia en más redes y/o aplicaciones sociales, y no siempre les queremos dar un uso profesional. A veces, simplemente queremos tener la libertad necesaria para dar una opinión personal acerca de un tema determinado.
En tal caso, distinguir de manera clara y contundente tus perfiles profesionales de los personales es esencial.
Puede que, en más de una ocasión, te haya seguido una cuenta de Twitter identificada con un huevo. A lo mejor, también has recibido una invitación de LinkedIn de un perfil sin foto. Ante tales situaciones, lo más probable es que la interacción, el movimiento, no haya sido recíproco. Es decir, que no hayas seguido a esa cuenta de Twitter ni aceptado la invitación de LinkedIn.
¿Por qué? Muy fácil, es cuestión de confianza. Queremos poder identificar con claridad al resto de personas con las que entramos en contacto. Por eso:
De esta forma, al poder poner «cara» estaremos rompiendo barreras invisibles que obstaculizan la comunicación.
Con lo que acabamos de exponer, ya hemos establecido la necesidad de contar con un recurso gráfico para identificarnos. Sin embargo, la imagen debe ser adecuada tanto en forma como en tiempo y, por supuesto, debe contar con un mínimo de calidad.
Por ejemplo, a menudo veo cuentas que están muy bien, con una foto estupenda, Pero resulta que, cuando conoces a la persona en cuestión, puedes decir con total sinceridad la frase cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Cuidado, no estoy hablando de un tinte, un corte de pelo o unos cuantos kilos de más o de menos. Es que en algunos casos han pasado 10 o incluso 15 años desde la foto y hay demasiada diferencia.
¿No os lo creéis? Pues os aseguro que en LinkedIn estoy en contacto con grandes profesionales que tienen como imagen para identificarlos, la foto de su orla de graduación.
Otra opción que veo a veces, es no utilizar una fotografía, sino una «caricatura». Reconozco que esta alternativa no me acaba de gustar, pero la puedo ver aceptable en determinados sectores. Por ejemplo para creativos, diseñadores gráficos…
Si ya tienes una foto que te identifica sin lugar a dudas y que ofrece la imagen profesional que deseas proyectar, hazla tuya. Es decir, empléala en todo tus perfiles profesionales. De esta forma, quien la vea podrá ubicarte en el contexto adecuado.
Si tienes dudas, puedes seguir los 10 consejos para elegir tu foto de LinkedIn de @AngelesCarsi. Seguro que te ayudarán a obtener mejores resultados.
En mi caso, tengo como imagen de referencia la que podéis ver en la portada de la web y que me lelvó un tiempo elegir y consolidar. Dado que no soy fotogénica, con la ayuda de un amigo, hicimos un montaje a partir de una foto en la que estaba bien. Optamos por un fondo neutro en forma de pizarra verde de colegio. Dde esta forma, mi área de formación se sugiere de manera de subliminal, junto con el trazo en forma de tiza.
A partir del resultado obtenido, creamos diferentes variaciones tanto para las distintas redes sociales como para la web. Incluso hicimos una adaptación para mis tarjetas de visita. La idea siempre ha sido que, quien me busque en las redes, pueda reconocer con facilidad mis cuentas de carácter profesional.
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