A diario vemos personas jóvenes y no tan jóvenes que publican en las redes sociales casi cada minuto de su vida. Puede ser por vanidad, por postureo o por buscar de alguna forma la aprobación del resto y sentirse aceptado/a. En definitiva, múltiples y variadas razones.
Sin embargo, cuando utilizamos cuentas en las redes con carácter profesional, muchas veces es difícil establecer una frontera clara entre lo que puede ser adecuado publicar o no. Y esa decisión, afectará a tu marca personal en el futuro.
Por ejemplo, tomemos como referencia dos casos similares y dispares al mismo tiempo. En concreto, dos fotógrafas; por un lado, Laura Izumikawa y por otro, Megan Ann Mattiuzzo. La primera se hizo famosa en Instagram por disfrazar a su niña pequeña recien nacida cuando estaba dormida y publicar el resultado en dicha red. La segunda ha sido noticia recientemente, por haber fotografiado su propio parto.
De acuerdo, he utilizado dos ejemplos un poco extremos pero sirven para plantearnos la siguiente pregunta:
Vayamos hacia un terreno más neutral, en el que nos movemos miles o incluso millones de freelances o gerentes de pymes. Aquí, nos encontramos un grupo con cuentas para uso profesional en LikedIn, Twitter, página o perfil en Facebook. Pero además, es muy posible que, según el trabajo, sólo tengamos contactos con ciertas personas a través de estos medios.
Entonces, llegados a este punto en el que se establecen relaciones más sólidas y de confianza, ¿hacemos pública una parte de nuestro yo más personal? Y no estoy hablando de opiniones o gustos que, en algún momento, podemos utilizar por ejemplo en Twitter. Estoy haciendo referencia a hechos que, a lo mejor por pudor o por no someternos a un exceso de exposición, no nos apetece compartir pero podría ser adecuado en algún caso.
Piensa por ejemplo, una intervención quirúrgica. ¿Qué hacemos, lo comunicamos en alguna de las redes? En tal caso, podríamos recibir multitud de mensajes de apoyo y agradecimiento pero también algunos incómodos, solicitando más información. Pero… y si no decimos nada, y luego desaparecemos durante un tiempo. ¿Cómo actuamos a la vuelta, explicamos el motivo?
Ambas situaciones tienen sus pros y sus contras y elegir un camino u otro puede hacer que «nuestro futuro social» se vea afectado, eso es indudable. ¿Abrimos debate y me cuentas tu opinión? ¿Crees que es posible compaginar una vida social digital profesional con cierta exposición privada?
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