Hoy en día se habla mucho de emprendimiento, de lanzarte y crear tu empresa o trabajar por tu cuenta; es decir, lo que toda la vida ha sido un autónomo.
En diciembre de 2007, las perspectivas de trabajo en la empresa en la que estaba se vinieron abajo. Pasaba de tener trabajo a jornada completa a cuatro horas al día en el mejor de los casos. Y además, no tenía derecho a prestación por desempleo.
Con este panorama desolador en el horizonte tome una decisión que entonces me pareció arriesgada: darme de alta en el RETA (régimen especial de trabajadores autónomos).
Mi objetivo de esta forma era poder acometer proyectos con otras organizaciones sin que mi empresa original pudiera poner pegas.
La estrategia funcionó y de hecho tan bien me fué que, los primeros años de la crisis (2008 y 2009) resultaron ser los mejores que he tenido, a nivel de carga de trabajo e ingresos económicos.
Bien es cierto que, para el área de formación, trabajar como autónomo es relativamente fácil. Al no estar sujeto al IVA, no tienes que presentar declaraciones trimestrales y lo compensas todo al hacer la renta anual.
A pesar de lo comentado anteriormente, mantenerse dada de alta de manera ininterrumpida durante diez años no ha sido un camino de rosas.
En el momento en que tomé la decisión no había tarifa plana. Tampoco me pude acoger a ninguna ayuda o subvención. La inversión en formación que muchas empresas realizaron al principio de la crisis, se evaporó a medida que la situación en el país no mejoraba.
Por lo tanto, en 2011 tomé otra decisión importante: abrir consultoría en social media. Así que tras formarme adecuadamente y practicar ya estaba lista.
Algunos años han sido muy difíciles, sin apenas trabajo y pagando casi 400€ al mes. Y algunas personas me dirán que me podría haber dado de baja. Cierto, pero en el área de la formación algunas empresas piden continuidad, no permiten cortes. Así que si no quería perder clientes importantes, había que seguir como fuera.
Afortunadamente, sólo han sido épocas puntuales y por fin parece que la crisis ha quedado atrás definitivamente.
… aquí sigo, con la típica vida de un autónomo. Traducido: echando muchas horas fuera, sin poder desconectar realmente ni un minuto… pero no lo cambio por nada.
Si me junto con picos de trabajo es porque yo lo decido. Pero también puedo decidir dejarme libre el día que me interese o no coger un proyecto porque no me convenza.
En definitiva…
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